Hola a todos, después de unas semanas en las que apenas he podido dedicar tiempo a la web, hoy tengo el placer de anunciar que recupero la normalidad en las publicaciones, como siempre. Aunque, sobre todo, estoy de enhorabuena por poder compartir con todos vosotros una sesión de fotografía de bebé en Córdoba con la que estoy encantado, tanto por el resultado como por haber conocido a los tres protagonistas; Dani, Lourdes y Daniela.
Cuando decidí dedicarme a la fotografía social, una de las cosas que más me atraían fue conocer nuevos mundos, tener la excusa para viajar y conocer lugares desconocidos para mí. Hasta entonces era algo muy importante ya que conocer nuevas culturas y formas de vivir siempre me apasionó.
Y no es que eso haya dejado de gustarme, al contrario, pero si es cierto con el tiempo también he aprendido a valorar el sabor que encierran otro tipo de fotografías sin grandes artificios, icónicas ciudades o bosques de cuento al fondo. El sabor del día a día en una familia en la que el amor lo ocupa todo al fin y al cabo.
Para empezar, la pequeña Daniela, con apenas un mes y medio, te conquista, sin más. Hasta el nombre es precioso, basta con que esa «pelirrojilla» te mire con esos ojazos que tiene para que sueltes la cámara y te entren ganas de apretujarla. Te preguntas cómo puede ser tan bonita, pero claro, después te fijas en cómo se devuelven las miradas sus padres y en el cariño que se respira en cada rincón de la casa y todo empieza a encajar.
La sesión se realizó en su casa, como siempre, para facilitar todos los detalles que requiere una sesión de estás características y para asegurar la comodidad tanto de la bebé como de sus padres.
Muchísimas gracias por todo chicos, os deseo todo lo mejor, os veo de nuevo dentro de unos meses para realizar la segunda parte del reportaje… ¡cuando haya crecido otro poquito!
¡Abrazos!
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